Existen diversas enfermedades que van a ocasionar una baja agudeza visual, con afectación central de campo visual, siendo la más conocida y extendida, la DMAE (degeneración macollar asociada a la edad). Otras, afectarán al campo visual periférico, siendo las más comunes, retinopatía diabética, desprendimiento de retina y GLAUCOMA.
Y otras, que afectarán a la opacidad de los medios oculares, como CATARATAS inoperables, se beneficiarán y mucho de filtros de luz selectivos.
La prescripción de instrumentos ópticos de magnificación, como microscopios, lupas, telemicroscopios o lupa-televisión, va a facilitar al paciente de baja visión la lectura de la letra impresa de tamaño normal, así como la realización de la escritura, dibujo, trabajos manuales y otras actividades a corta y media distancia.
Por otra parte, las actividades de visión de lejos, como ver los rótulos de las calles, los tableros electrónicos de aeropuertos o estaciones de tren, los precios en los escaparates, los detalles en las fachadas, los números o itinerarios de autobuses, etc, podrán realizarse con la ayuda de sistemas telescópicos.
Se pueden facilitar estas actividades mediante la prescripción adicional de ayudas no ópticas, como filtros de luz, lámparas de sobremesa, atriles, tiposcopios, etc.
La finalidad última de nuestra especialización en baja visión es proporcionar al paciente un grado de independencia satisfactoria.
¿Quién debe prescribir ayudas de baja visión?
Una vez que el paciente ha sido evaluado por el oftalmólogo y que se conoce el valor de la función visual remanente, se procede a considerar cuáles de las ayudas visuales y no visuales pueden serle útiles en la realización de aquellas tareas para las que la visión que posee no le es suficiente.
Estas ayudas deben ser adaptadas por un óptico-optometrista especializado en baja visión, que evaluará los aumentos que necesita el paciente y establece la mejor alternativa óptica o electrónica en función también de la distancia de trabajo, del campo visual, etc, que cada tarea requiere.